conocen esta historia de terror. Fue un pecado premeditado, prolongado y este hombre está tan alterado y desesperado acerca de la realidad de su propia condición que actúa como si él no fuera salvo; es como si él no tuviera ninguna relación con Dios. Y en el Salmo 51 él clama a Dios; “Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones”. Está orando como un hombre inconverso. “Lávame más y más de mi maldad, Y límpiame de mi pecado”. Una
Page 370